Dar las gracias y sentir agradecimiento es una de las formas más auténticas de generar un retorno positivo en nuestras vidas.
{{ Adsense1 parameters }} Tengo una chica que viene a limpiar mi casa dos veces por semana. Le tengo mucho cariño porque además de que trabaja bien es una persona muy cálida y agradecida.
Eventualmente nos pide adelantos o préstamos pequeños para comprar algo a sus mellizas y pide que le descontemos de su sueldo. Nosotros le hacemos este tipo de favores con el mayor de los gustos, pero personalmente yo le agradezco mucho que nos de la oportunidad de servirle y ayudarla. Lo hago de verdad, cada vez que ella nos pide un favor se lo concedo sin pensarlo dos veces y después hago un ejercicio de agradecimiento al universo por enviarme a esa persona que me da la posibilidad de ayudarle. Me siento bien. Me reconforta poder serle de ayuda.
Mi sentimiento de gratitud por este hecho y hacia ella es muy honesto, pero al mismo tiempo yo sé que cada vez que el universo recibe mi agradecimiento todas las fuerzas conspiran para retornarme beneficios espirituales y/o materiales.
Aun no se lo he dicho a ella ni creo que lo haga, no encuentro las palabras para decírselo y ésta es una de esas excepciones en las cuales no sé si sea buena idea manifestar ese agradecimiento directamente a la persona… ¿lo entenderá? Me falta ponerme un momento en sus zapatos y tratar de ver el efecto que tendría en ella y en la relación que tenemos.
Exceptuando este caso siempre manifiesto de manera abierta mi agradecimiento y lo hago siempre de forma franca. No agradezco nada que no sienta de corazón. Pero me he dado cuenta de que entre más practico este ejercicio de agradecer explícitamente recibo con más alegría y entusiasmo todo lo que me dan y me doy cuenta de que recibo mucho, mucho, mucho más de lo que puedo ver a simple vista.
He descubierto que existe algo mágico en el hecho de dar las gracias, tal vez sea el sentimiento de expansión que se siente el que nos haga enviar un mensaje al universo diciéndole que estamos aquí y que además de pedir nuestros sueños también sabemos apreciar por aquello que la mayoría da por descontado. Yo le doy las gracias al universo y a Dios -porque soy creyente-, les hablo y les cuento mis alegrías. Y algo se mueve en mí. Algo bello y místico.
Te propongo un ejercicio:
Vive el día de mañana en “clave de agradecimiento”, ve las cosas que te pasan, la gente con la que te cruzas y date cuenta qué puedes agradecer que te nazca con honestidad y entonces da las gracias a esa persona. Agradece lo que tienes también.
Descubre tú mismo la magia del agradecimiento.
Te deseo lo mejor,
Eliana EL
www.creaturealidad.com
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