La “suerte” es una mezcla de preparación, búsqueda de oportunidades y de constancia. Nadie nace con suerte; tras ocho años de profunda investigación con cientos de personas afortunadas y desafortunadas, el Dr. Richard Wiseman, psicólogo ingles, colaborador de la BBC de Londres y de los diarios The Daily Telegraph y The Guardian, llegó a la conclusión de que muchas personas saben como atraer y aprovechar al máximo la buena fortuna. El trabajo del Dr. Wiseman implicó la realización de entrevistas con muchas personas consideradas enormemente afortunadas o desafortunadas; encontró que las personas afortunadas, consciente o inconscientemente utilizan cuatro principios básicos para atraer la suerte o para mejorarla o incrementarla.
Para conseguir voluntarios para su investigación, el Dr. Wiseman escribió varios artículos para los diarios, mencionando que estaba llevando a cabo una serie de investigaciones y que necesitaba personas que se consideraran con suerte y sin ella interesadas en participar en el estudio. A lo largo de los ocho años se formó un grupo de varios cientos de hombres y mujeres de todas las edades. El más joven es un estudiante de dieciocho años y el más viejo, un contador retirado de ochenta y cuatro. En el grupo se encuentran empresarios, estudiantes, obreros, profesores, amas de casa, mujeres de negocios, médicos, secretarias, vendedores y enfermeras. Con ayuda de este excepcional grupo, poco a poco, descubrió los “secretos” de la suerte:
* Las personas con suerte buscan constantemente y encuentran oportunidades a lo largo de su vida.
* Las personas con suerte están bien relacionadas y conocen gente que de una manera u otra les favorecerá para que les vaya bien.
* Las personas afortunadas descubren en periódicos, libros y revistas, oportunidades interesantes y por ello la “casualidad” siempre les es favorable. En cambio. Las personas sin suerte rara vez tienen éstas experiencias o, si las tienen, les pasan sin darse cuenta de ello.
* La gente con suerte tiene sueños, ambiciones y objetivos, le pone acción a sus deseos y por ello, tiene la capacidad para convertirlos en realidad. Para la gente sin suerte, los sueños y ambiciones se quedan solamente en una ilusión difícil de conseguir.
* La gente con suerte tiene la capacidad de convertir su mala suerte en buena. Si la mala suerte aparece, ellos se mantienen firmes y no se dejan abatir. Las personas sin suerte carecen de ésta habilidad y su actitud ante la mala fortuna lo único que consigue es acentuarla aún más.
Las diferencias entre los dos grupos de gente, con suerte y sin suerte, son impresionantes, ¿Por qué tiene que ser así? En sus experimentos, el Dr. Wiseman ha demostrado que la suerte no está conectada con la capacidad psíquica o la inteligencia. Además, en la investigación se incluyó un experimento con la lotería inglesa, la cual es muy similar al Melate de México y dicha investigación arrojó que cuando se trata de acontecimientos aleatorios, aunque las expectativas de ganar de la gente que se considera afortunada son más altas de la gente que se considera sin suerte, tales expectativas cuentan poco. Alguien que tenga mucha confianza en que va a ganar, tendrá la misma probabilidad de ganar que el que tiene muy poca confianza en ello. Sin embargo, afortunadamente, la vida no es como la lotería. Siempre nuestra actitud influye en los acontecimientos, nuestra resistencia al fracaso y nuestra tenacidad para el éxito marcan la diferencia entre los que tienen suerte y los que carecen de ella y la forma en que nos relacionamos con los demás o como los demás se relacionan con nosotros también es muy importante.
Las personas con suerte propician su buena estrella, la vida de la gente con suerte está llena de oportunidades, lo que le sucede a las personas con suerte es el resultado de la actitud psicológica de este tipo de personas, la forma en que piensan y se comportan las hace más propensas a crear oportunidades, a verlas o a forzarlas. Las personas afortunadas crean y mantienen una sólida “red de suerte”. Se ha comprobado que las personas con suerte son más extrovertidas que las que se consideran desafortunadas; como se señaló anteriormente, las diferencias entre los dos grupos son enormes. La gente con suerte sonríe el doble de veces que la gente sin suerte y su mirada es mucho más franca y directa. Quienes tienen suerte muestran un lenguaje corporal más abierto, miran de frente, no cruzan los brazos ni las piernas y a menudo hacen gestos con las manos abiertas. La gente con suerte utiliza un lenguaje corporal abierto el triple de veces que las personas sin suerte, en consecuencia, mantienen un grupo mucho más numeroso de amigos y conocimientos que la gente sin suerte.
En sus investigaciones, el Dr Wiseman consiguió identificar las cuatro grandes diferencias entre una vida con suerte y sin suerte, son cuatro principios: maximizar oportunidades, seguir las corazonadas, tener expectativas positivas y cambiar el signo de la suerte. Estos principios se subdividen en doce principios; conocerlos nos permite conocer también lo que es la suerte. No hay nada más práctico que una buena teoría, la teoría en la que descansan estos principios y la práctica para incorporarlos a nuestra vida, nos puede hacer afortunados si no lo somos, o darnos más suerte si es que ya la tenemos.
Estimada lector(a), su futuro no está escrito, nadie está destinado a experimentar una cantidad determinada de buena o mala suerte, usted puede cambiar y puede aumentar considerablemente las veces en que se encuentre en el lugar apropiado en el momento oportuno. En lo que se refiere a la suerte, el futuro está en sus manos y comienza a partir de este momento. Hagamos caso del proverbio persa que dice “Corre a despertar tu suerte”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario