martes, 15 de febrero de 2011

Tus propias palabras pueden ser auténticas vacunas y antídotos para la negatividad psicológica y el malestar emocional

Para cada idea negativa que formas en tu mente, existen fórmulas verbales positivas que la desactivan. Porque las palabras son mucho más que simples letras con significado, pueden ser auténticas vacunas y antídotos para la negatividad psicológica y el malestar emocional.

Palabras que son emociones

Haz la prueba: si repites la palabra “paz” te serenarás y relajarás, pero si dices “guerra” varias veces, te pondrás nerviosa. Esto se debe a que las palabras tienen un poderoso efecto sobre las emociones, tanto que pueden modificarlas.

Una de las mejores herramientas para neutralizar los pensamientos que crean malestar es crear y usar unas frases antídoto o fórmulas neurolingüísticas, relacionadas con vivencias y emociones positivas, que ayudan a crear una realidad también positiva.

Los pensamientos negativos generan odio, ira, miedo, desconfianza y otros sentimientos negativos. Pero pueden corregirse porque se basan en programaciones mentales que se han registrado en nuestro cerebro en los primeros años de vida, las cuales pueden modificarse.

Pensamientos tóxicos

“Los hemos fotocopiado de modelos y creencias, formas de ver, pensar, opinar o sentir, pertenecientes a personas a quienes hemos admirado e imitado en la infancia: padres, hermanos, familiares, maestros, amigos”, señala el psicoterapeuta José María Doria, director de la Escuela Transpersonal, en España.

Esos programas tóxicos se activan de forma automática debido a una asociación en el cerebro, ante un estímulo determinado, del que no siempre somos conscientes, como ver una persona que nos recuerda a otra con la cual nos llevamos mal, o un perro parecido a otro que nos ha mordido.

“Entonces se activa un pensamiento perjudicial, se desata una opinión polarizada de forma adversa hacia lo que se está recibiendo, una interpretación negativa de lo que percibimos. Esto no nos deja relajarnos y nos amarga la existencia”, señala el experto.

Cambia tu idea y cambia tu acción

Para conseguir una reprogramación mental y liberarte de las ideas tóxicas que viven en tu mente, debes buscar las palabras o conceptos que representen todo lo contrario del pensamiento negativo, los cuales lo neutralizarán y ayudarán a desarrollar un nuevo programa mental en el inconsciente.

Este proceso de reprogramación consta de seis etapas básicas:

1. Construye tus frases de modo positivo y básalas en afirmaciones, no menciones la idea que quieres neutralizar y dilas en tiempo presente, como: “tengo confianza en la vida”, en vez de “no le tendré miedo a nada”.

2. Repite una y otra vez la fórmula, incuso delante de otras personas, y aunque al principio no te la creas o los demás te digan que es una tontería, verás cómo la nueva idea se va instalando en tu mente.

3. Pronuncia mentalmente o en voz alta las frases que has seleccionado, hazlo cuando te ataquen ciertos pensamientos, para concentrarte en lo positivo y evitar que lo negativo te autosabotee.

4. Escribe cada mañana, durante 40 días, tus frases programadoras. Toma en cuenta que el lenguaje crea la realidad, es una herramienta gigantesca para programar tu inconsciente, el cual se modifica a fuerza de repeticiones.

5. A lo largo de cada día, observa tus acciones que estén en similitud con tus nuevos pensamientos, detecta los síntomas, a veces sutiles, de tu cambio de conducta, impulsada por tu nueva programación. Si siembras un pensamiento, cosechas una acción en el mismo sentido.

6. Por la noche pregúntate en qué has progresado hoy. Toma consciencia de los tres o cuatro actos encaminados a expresar los nuevos pensamientos que estás sembrando, y disfruta de ello, así se reforzará tu nueva programación.

Desactiva pensamientos

Puedes contrarrestar el pensamiento “¡Qué pensarán de mí!” con frases como “Evito hacer suposiciones que sólo son proyección de mis complejos e historias personales. Que piensen lo que quieran. Actúo bien y veo síntomas de que la gente me entiende y atiende. Soy única e irrepetible en el universo, diferente a todos los demás, y por tanto debo ser yo misma”.

Otro ejemplo, el pensamiento “¿Y si sale mal?” puede desactivarse repitiéndote: “Cada obstáculo es una manera de ajustar el rumbo, para que la travesía sea un éxito. En cada momento voy afrontando los problemas que surgen. Sigo adelante sin paralizarme ni detenerme por la posibilidad de que algo salga mal. Cuando llegue el momento de la dificultad, mi mente estará más preparada y estaré en otra situación. Lo que hoy me parece imposible, después será solucionable”.

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